Los rectángulos áureos son
aquellos cuyos lados están en proporción áurea, es decir, el cociente entre su
lado mayor y su lado menor es igual al número de oro.
Si cortamos un cuadrado cuyo
lado sea el lado corto del rectángulo obtenemos un rectángulo semejante al
original, es decir, tiene las mismas proporciones.
Da Vinci utiliza esta
proporción en sus obras, la aplicación más directa que hace de estas
proporciones la encontramos en “La Mona Lisa ”.
En esta obra podemos encontrar la relación áurea en las proporciones del cuadro
en las dimensiones del rostro, en el espacio que hay entre el cuello la mano en el que hay entre el escote del
vestido y el final de la mano.
Da Vinci también utilizó la
proporción áurea como un reflejo de la proporción humana. Establece que las
proporciones del cuerpo humano son perfectas cuando el ombligo divide a cuerpo
en modo áureo y es a la vez el centro de la circunferencia que lo circunscribe.
Espiral de Durero
Una vez construida la sucesión
de rectángulos áureos encajados, si unimos mediante un arco de circunferencia
los vértices opuestos de cada uno de los cuadrados obtenidos, utilizando como
centro de la misma otro de los vértices del mismo cuadrado, obtenemos una aura
similar a una espiral logarítmica, es la famosa “espiral de Durero”.
Marta López y Ana Jiménez
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